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Sonidos locales
¿Puede un sonido representar a una ciudad?¿Puede darle identidad, ser un símbolo? Sonoteca Bahía Blanca invita a experimentar con el murmullo de las calles, los ruidos generados en una charla en la plaza, el devenir de una fiesta en el puerto o las voces de un archivo histórico. La plataforma virtual desnaturaliza la cotidianeidad.
Categoría: Cultura

¿Puede un sonido representar a una
ciudad?¿Puede darle identidad, ser un símbolo? Sonoteca Bahía Blanca invita a
experimentar con el murmullo de las calles, los ruidos generados en una charla
en la plaza, el devenir de una fiesta en el puerto o las voces de un archivo
histórico. La plataforma virtual desnaturaliza la cotidianeidad.

“Nació en un contexto de unos seminarios que estábamos realizando con Paola
Santiñian, una compañera de la Biblioteca Rivadavia, hicimos dos seminarios de
gestión de proyectos culturales. Como trabajo de cierre desarrollamos la idea
del museo de la música, un poco coqueteando con estas nuevas formas, innovar en
las propuestas en el acercamiento a la sociedad. Fuimos analizándolo y
decidimos llevarlo a cabo, apostar a eso, y comenzamos a pensarlo más
seriamente y ahí nos dimos cuenta que quizás el formato música era un tanto
restrictivo, pensamos que podría ser el museo del sonido”, introduce Fermín
Enrique Ramírez, uno de los gestores de la Sonoteca.
“El paisaje sonoro ha sido declarado por la UNESCO como patrimonio inmaterial
de la humanidad. Por ello, la salvaguarda, revitalización, regeneración y
difusión del patrimonio cultural inmaterial de cada comunidad, será un factor
que contribuya de manera decisiva a la valoración y conservación de las
culturas regionales y locales”, afirman desde el espacio. Si bien, en principio
fue pensada como museo, la idea fue migrando hasta convertirse en una
plataforma virtual, “que tiene otros frentes y otras implicancias”.

Gestiones
El proyecto comenzó en 2012, aunque la plataforma virtual empezó a
funcionar mediados 2013. Se lanzó el Día Mundial de la Escucha, el 18 de julio,
“hace 40 años que se realizan actividades en todo el mundo y nosotros decidimos
sumarnos publicando el mapa sonoro de Bahía”.
“Encontramos dos experiencias muy fuertes que son Fonoteca Nacional de México y
Señal Memoria de Colombia, que trabajan de forma aceitada con la sociedad.
Comenzamos a escribirnos, cartearnos, decidimos hacer un mapa sonoro de la
ciudad para representar de algún modo las identidades que conviven diariamente,
también planteándonos un interrogante con un signo de pregunta bien grande si
existe una identidad local o múltiples, cuáles son, cómo se manifiestan, nos
encontramos con la experiencia de Escoitar, que es un grupo vasco
multidisciplinario, hay antropólogos, sociólogos, músicos, informáticos,
comenzamos a escribirnos y gestionar y conseguimos el código para desarrollar
el mapa sonoro, creo que lo importante de estas experiencias, más allá de lo
que proponen, la forma en qué lo proponen, comenzamos a trabajar con software
libre, con una política independiente, autogestiva, creo que le suma un poco de
valor agregado. Este colectivo Escoitar había hecho un trabajo específico entre
estudiantes de una universidad de Inglaterra, que habían trabajado sobre el
código y estudiantes de arte de Atenas que hicieron las capturas de los
paisajes sonoros de ese lugar, en conjunto desarrollaron el mapa sonoro de
Atenas. Este código lo liberaron para que lo utilicen en cualquier parte del
mundo, nosotros lo tomamos, lo customizamos, lo adaptamos, un poco nos ayudaron
ellos y un compañero de la biblioteca, Gonzalo Faramiñan”.
La mayoría de las capturas fueron realizadas por el grupo, “lo ideal es que
haya más aportes de particulares o colectivos, de todos modos los hay y son muy
importantes, del Jardín Botánico, la Unión Vasca, del archivo oral del Museo
del Puerto”. En la página hay una convocatoria, de forma sencilla se pueden
subir los sonidos capturados, es aceptable hacer con grabador, mp3, celular,
cámara de fotos, “si es en formato video nosotros ripeamos para lograr mayor
calidad, con notebooks o netbooks si tienen micrófono”.

Puesta en valor
La predominancia visual es tan grande, que el sonido pasa a ser un registro
o un lenguaje complementario. “La configuración de los espacios públicos han
cambiado, que es donde mayormente interactuamos, hoy por hoy te encontrás en
una plaza que está rodeada de pantallas gigantes, las grandes vías son espacios
de transacción económica, muy poca gente se sienta a jugar, a conversar”
agrega. “El sonido tiene un poder de referencialidad importantísimo, lo que
ocurre que en una sociedad predominantemente visual como la nuestra pasa a un
segundo plano, siempre está cargado de un peso simbólico muy fuerte y es signo,
ya sea los pregoneros que circulan por los barrios, los sonidos fuertes o
ruidos- ese es otro concepto- que emiten las industrias de Ingeniero White. El
ruido es una convención social, entonces, para alguien que no viva en White va
a ser un ruido ensordecedor y para quien sí viva allá es un sonido naturalizado,
ya no es ruido. Para uno puede marcar un horario, un momento del día, puede
tener carga afectiva, tiene poder evocador”.
La plataforma está hecha con software libre, con wordpress. Tiene distintas
propuestas para su navegación. Los sonidos están bajo la licencia copyleft,
“los podés bajar, son libres de derechos, los podés usar para samplear, para
hacer música,utilizar en un aula, hacer un ringtone, para utilizar en
documental. De todos modos, el mapa sonoro no pretende convertirse en un arca
contenedora de la totalidad de sonidos de la ciudad, sino más bien, una
plataforma que vincule pequeñas muestras con archivos más grandes. Gracias a
escuchar un sonido en el mapa sonoro te encontrás con que en el Museo del
Puerto hay un archivo importantísimo, actuar como elemento vinculante”. El
espacio está enriquecido con los aportes de particulares, “un vecino del Barrio
Pacífico mandó el sonido del camión recolector de basura o la hinchada del Club
Pacífico, el aporte de las murgas por parte de Guillermo Tellarini, de un
ensayo en Villa Rosas o la Unión Vasca, la bibliotecaria me mandó un audio de
los pelotaris jugando en la
cancha, es una de las tantas prácticas culturales que conviven junto con otras
que son más nuevas o innovadoras como la inauguración del primer skatepark, que
también con el tiempo se va a convertir en un momento histórico, único o la
historia de vida de Perla (Muñoz)”.

Acciones y proyectos

El año pasado organizaron tres safaris sonoros. “Lo probamos en Ferrowhite, con
el primer safari para chicos de 6 a 12 años, sobre mitad de año replicamos la
actividad en la Plaza Rivadavia, para un secundario de adultos con el docente de
Letras Omar Chauvié, y sobre fin de año, para la Escuela Argentina de
Producción Poética, que nació en el seno del Departamento de Humanidades de la
Universidad Nacional del Sur, impulsada por Mario Ortiz, Marcelo Díaz y Omar
Chauvié, tuvimos la oportunidad de trabajar con nivel Superior, con otros
interrogantes, más desde un lugar estético, crear elementos y herramientas para
tener y poder generar un trabajo poético”. La Sonoteca propone actividades,
“las tomamos de Murray Schafer, un pedagogo canadiense que en la década del ´60
junto a un grupo llamado Word Design Proyect las desarrolló, las diseñó,
específicamente para el ámbito académico, después se trasladaron, cambiaron el
registro a todos los niveles. Las adaptamos a cada situación”. Además, la plataforma
posibilita la entrada a otras propuestas internacionales, “la mayoría son de
índole gubernamental, las plataformas son majestuosas, cuentan con otros
recursos, pero lo troncal, lo que une a todos estos proyectos en París, New
York, Londres, Medellín o en Bahía, es un mapa sonoro, actividades, información
sobre contaminación sonora”.
El avance de la iniciativa indica que hay que sumar esfuerzos. “Tenemos un
proyecto ambicioso, generar un repositorio para que los audios se puedan bajar
de un modo simple, y que puedan ser utilizados a nivel didáctico en el aula. La
idea es hacer un safari abierto para todas las edades a fin de año”.

DELEITE

Los creadores de Sonoteca Bahía Blanca son Fermín Enrique Ramírez y Paola
Santiñan. Cuentan con la colaboración pedagógica de Mauro Simonetti. Para
conocer los sonidos de la ciudad consultar en www.sonotecabahiablanca.com.

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2016-04-04 00:00:00
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