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Proyecto de Ley en defensa de los cinturones verdes productivos
El lunes 29 de abril, con convocatoria por parte de organizaciones agropecuarias y sociales, se presentó en el Congreso de la Nación este anteproyecto de Ley que busca definir a los "cinturones verdes, oasis y valles fruti-hortícolas".
Categoría: Ecología

Ante la falta de una legislación que ponga a resguardo los territorios en los que se producen los alimentos que llegan a cada hogar argentino, organizaciones que nuclean a productoras y productores de toda nuestra geografía tomaron la iniciativa y proponen este debate en el Congreso de la Nación.

«Nuestro trabajo es el alimento del pueblo» se escucha decir de manera constante a los trabajadores de la tierra que producen diariamente las verduras y hortalizas que tienen como destino exclusivo el mercado interno.

La falta de regulación y control, la especulación inmobiliaria -a partir del poder de lobby de los desarrolladores inmobiliario-, el avance avasallador en el mercado de los alimentos por parte de las multinacionales (definidas por Dan Morgan en 1976 como Los traficantes de granos), el uso indiscrimado de agrotóxicos, son algunos de los elementos que asfixian a este sector sensible de la producción alimentaria.

Con alta tasa de mano de obra, la producción hortícola en los cinturones periurbanos requiere de una intervención estatal que le dé un marco jurídico de resguardo y promoción.


10 razones

Tal como se observa en el afiche de contratapa, las razones que se esgrimen están sustentadas en la plena vigencia de los derechos humanos para todos los habitantes de este suelo argentino.

Los cinturones hortícolas se emplazan mayormente en el espacio inmediatamente contiguo al ámbito físico de las ciudades -llamado periurbano- y abastecen a la población urbana con alimentos frescos, en una relación de cercanía. Se destacan, por el tamaño poblacional que abastecen, aquellos que rodean el Área Metropolitana de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Mendoza y Tucumán.

Según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (2010) el 90,28% de las viviendas del país se concentra en áreas urbanas. Las ciudades en Argentina consumen mucho suelo en relación con sus incrementos poblacionales. Suelos que constituyen un bien escaso y son fundamentales para la provisión de alimentos, entre otros servicios ecosistémicos. Afecta negativamente la calidad de vida de las poblaciones que no acceden a dichos servicios y se trasladan por la ciudad con dificultad y elevados costos.

El gran retroceso de los cinturones hortícolas periurbanos del país se debe, en gran medida, a la expansión de usos residenciales sobre el periurbano, de forma no planificada y con fines especulativos, que compiten y expulsan sistemáticamente los usos vinculados a la producción de alimentos. El 37% del nuevo suelo urbano producido con fines residenciales corresponde a urbanizaciones cerradas y residencial extraurbano, vinculados a los sectores socioeconómicos altos y medio altos.


Alimentación adecuada, seguridad y soberanía alimentaria

En Argentina, el consumo diario promedio por persona es de 271 gramos, muy por debajo de los 400 gramos aconsejados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los 700 gramos recomendado por las Guías Alimentarias para la Población Argentina. Un bajo consumo de frutas y verduras está asociado a una mala salud, a un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles y a un mayor riesgo de obesidad. En Argentina un 60% de adultos y un 40% de niños tienen sobrepeso.

Los cinturones hortícolas regulan la temperatura y de excesos y déficits hídricos, recargan los acuíferos, son sumideros de CO2 y emisores de O2, reservorios de biodiversidad, conservan los suelos y reciclan nutrientes, en especial cuando se trata de sistemas agroecológicos. A mayor biodiversidad y complejidad, los agroecosistemas resultan más resilientes ante disturbios como plagas y eventos climáticos extremos, garantizando el suministro de alimentos. Todo esto redunda en una mejor calidad de vida para las poblaciones urbanas.

El cultivo al aire libre permite mantener los procesos biológicos y ecológicos que regulan muchas de las funciones de estos sistemas, cuidando mejor los recursos naturales para las generaciones futuras: aire, suelo, agua, biodiversidad. Para que sea eficiente y menos contaminante, la agricultura en invernáculos requiere de fuertes inversiones de capital y desarrollo tecnológico. Caso contrario, las formas en que se desarrolla este tipo de producción suele estar acompañada de condiciones insalubres y de autoexplotación.


La persona humana en el centro

La horticultura nacional ocupa cerca de 10 millones de jornales por año, lo que la transforma en una de las actividades de mayor valor social. Las hortalizas y legumbres sin elaborar absorben más del 36% de la demanda de mano de obra del sector de producción primaria. Se estima una demanda de mano de obra de unas 350 mil personas en la etapa primaria de producción. A esto hay que sumar las personas ocupadas en el resto de la cadena de valor: selección, empaque, comercialización, proveedores de insumos, asesores, transportistas, etc.

El contacto directo entre productores y consumidores permite establecer precios justos para ambas partes, la valoración del trabajo de los agricultores familiares, y una mayor influencia y conocimiento de los consumidores sobre la variedad, calidad y condiciones ambientales y de trabajo en que se producen sus alimentos. Por otro lado, los cinturones hortícolas presentan potencial para el abastecimiento público de escuelas, comedores, hospitales, entre otros. a través de sistemas de compras públicas.

La generación de empleo y oportunidades para emprendedores a nivel local aumenta con la preservación de sistemas que sostienen oportunidades para las cadenas de valor y el agregado de valor en origen. Se puede observar la siguiente tendencia: aumento de la demanda de los productos de calidad, de los productos procesados y del consumo de hortalizas industrializadas. También aumenta el consumo de productos diferenciados por no usar pesticidas, que cada vez más el público reconoce como perjudicial para el ambiente y las personas.

Autor: Redacción Ecodías

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2019-05-07 00:00:00
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