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Prepararse para la libertad
En la unidad penal de Villa Floresta funciona un Centro de Formación Profesional con una importante oferta de oficios para los internos.
Categoría: Derechos Humanos

En la
unidad penal de Villa Floresta funciona un Centro de Formación Profesional con
una importante oferta de oficios para los internos.

Hace pocas semanas cumplió 25 años en los cuales se
han formado a diferentes personas para que una vez recuperada la libertad
puedan trabajar en algún oficio. Hablamos del Centro de Formación Profesional
que funciona en la unidad penal de Villa Floresta. Hoy, dicho centro depende, a
manera de anexo, del Centro 401 de Ingeniero White y su regente es Andrés
Contreras con quien EcoDias conversó acerca del trabajo que realizan con las
personas privadas de su libertad.
Para hablar un poco acerca del recorrido de la institución a lo largo de los
años, Contreras repasó: “El centro el día 12 de septiembre cumplimos los 25
años de existencia dentro del penal. Ese centro nunca se independizó totalmente
así que siempre estuvo dependiendo de algún otro centro, en un momento se
dependió del centro de la
Unidad 9 de La
Plata, en el inicio dependió de un centro de Pringles y ahora
hace unos cuantos años que depende administrativamente del 401 de Ingeniero
White. En estos 25 años han pasado algunas generaciones de instructores y se ha
estado siempre con una oferta de oficios para aprender dentro del cumplimiento
del derecho de la Ley
de Educación donde el derecho a la educación está garantizado aún en personas
privadas de la libertad. Entonces en función de hacer valer este derecho es que
está tanto la escuela primaria como la escuela secundaria como formación
profesional que son las ramas que tiene la educación oficial de la provincia de
Buenos Aires”.
Entre la amplia gama de cursos y capacitaciones que se ofrecen a los internos,
se pueden destacar, en la rama de metal mecánica a la soldadura variada y
carpintería metálica; en el sector de carpintería todo aquello que refiere a
marquetería y reparación de muebles; el área de cuero y calzado comprende
marroquinería, tapicería y confección de bolsos y mochilas entre otras
variantes: “Tenemos el área de peluquería donde también se dan cursos de
distintas cosas, toda el área de gastronomía donde estamos dando panadería. El
área de Comercio donde hay marketing, donde hay capacitación en ventas.
Electricidad, informática donde hay cursos de reparación de PC, Operador de PC,
Diseño; huerta que este año hicimos Productor de Plantas de Interior y estamos
haciendo algo de Huerta bajo Nylon en un vivero que logramos construir este año
en el espacio que nos cedió el penal”.
La difícil inserción de las personas una vez que recuperan su libertad en la
sociedad, y sobre todo en el mundo laboral, hace que desde el centro se aliente
a trabajar de manera autónoma en el oficio aprendido: “La idea nuestra es
siempre promocionar la formación del oficio acompañado siempre de un plus que
tiene que ver con la capacidad de manejarse después como cuentapropistas porque
en general la formación profesional forma para el trabajo en el oficio
exclusivo, el caso con los internos del penal es que si bien el discurso
dominante es que hay que insertarlos y demás, la sociedad no está preparada ni
les da la oportunidad. Entonces nosotros siempre estamos haciendo un poco de
eje en el tema del poder salir en cuenta propia con aquellos oficios que damos
nosotros. En general, con poco equipamiento la persona podría ganarse la vida”.
Si bien no hay un seguimiento de la persona ya en libertad, el encuentro casual
con algunas de ellas brinda respuestas en cuanto a los resultados obtenido con
las capacitaciones: “Acá hay una cuestión que nunca se ha tenido en cuenta no
solo en el penal sino en general en la formación profesional que es que no hay
un seguimiento de los egresados, en el caso nuestro tampoco lo hay más que la
casualidad de encontrarte con algunos de los muchachos en la calle. Aquellos
que ya tenían un oficio antes de ingresar al penal en general buscan oficios
que después cuando los ves en la calle siguen con su oficio original pero un
poco más calificado. Es lo que nos ha pasado en general, encontrarnos al
albañil que era peón y salió de los cursos pudiendo presupuestar y haciendo
algún trabajo de mayor calidad”.

Colaboración
Otro factor que juega en lo que refiere al trabajo con personas presas en
un penal como el de Villa Floresta, tiene que ver con la duración de las penas:
“En el penal hay otra cuestión de que la gente hace los cursos, se recibe este
año pero recién va a salir en libertad dentro de cuatro años. Entonces quizás
lo que aprendió no es aplicable en forma inmediata pero sí va dejando un
seguimiento que a lo largo de los años que permanece en el penal, si tiene la
curiosidad y tiene la intención de estar capacitándose, a la larga sale con una
formación técnica mucho mejor que con la que entró. Pero hay veces que estos
plazos que habitualmente uno en el afuera hace un curso y sale del curso y
enseguida busca cómo insertarse, acá generalmente los cumplimientos de las penas
hacen que eso no sea tan así”.
En cuanto a la respuesta por parte de los internos, la misma se puede ver en la
gran asistencia a los cursos: “Los cursos están poblados, en general hay una
asistencia que promedia los diez internos por curso. Hace un año y medio, dos
años, se ha reglamentado una recompensa que se le llama por la cual aquel
interno que se capacita y que obtiene certificados oficiales de educación,
tiene rebajas en la condena. Esto ha hecho también que se interesen un poco más
en la oferta que tenemos de cursos”.
Pero como suele pasar, para subsistir el centro necesita de la ayuda de quien
pueda darla. Es que se está armando el aula de cocina y para sacar adelante las
producciones de panadería andan precisando algunos materiales y elementos: “Tenemos
el aula de cocina que hasta hace un tiempito nos manejábamos con la cocina y la
panadería del penal pero siempre en la parte pedagógica y de funcionamiento se
nos hacía muy engorroso no tener todos los cursos en una misma sede. Entonces
en la sede nuestra que cuenta con siete aulas, una de ellas la transformamos en
cocina, se ha logrado con el aporte del Consejo Escolar equiparla con cocina,
heladera, piso y mesadas. Cuando empezamos a trabajar y hemos hecho las
primeras producciones, nos encontramos con que nos faltan alguna olla, una
espátula, todo. Entonces estamos tratando de ver si aquellas personas que por
ahí tienen o han tenido algún comercio de gastronomía y que puedan disponer de
algunos elementos de estos que tienen que ser del tipo industrial puedan hacer
algún aporte. En todos los rubros que estamos trabajando siempre se necesita,
la formación profesional es muy demandante en equipos, en insumos”.

¿Cómo colaborar?
El área de cocina del Centro de Formación Profesional de la unidad penal de
Villa Floresta está necesitando utensilios y elementos tales como:
● Ollas (grandes y medianas)
● Asaderas y pizzeras
● Sartén, plancha, espátulas, coladores
y hervidores

● Cubiertos, platos y fuentes
● Repasadores y delantales
● Alguna pastalinda a reparar
● Palos de amasar y vasos medidores
● Cucharas, cuchillas, vasos de acero,
etc.
Quienes quieran dar una mano pueden llevar su donación a la biblioteca
ubicada en Sixto Laspiur 2100 o bien contactarse con la página www.cfpanexoup4.com.ar para que los
responsables del centro puedan retirar las cosas.




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2013-10-14 08:08:00
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