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Madres
Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, estuvo en Bahía Blanca cuando comenzó el 3er Juicio, acompañó, celebró y compartió parte de su historia.
Categoría: Derechos Humanos

Taty Almeida, referente de
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, estuvo en Bahía Blanca cuando comenzó
el 3er Juicio, acompañó, celebró y compartió parte de su historia.

Las
Madres de Plaza de Mayo dieron su primera ronda en 1977 y por eso se dice que
las madres nacieron en ese año. Sin embargo, hay que decir que desaparecidos ya
hubo antes de la dictadura iniciada en 1976 y por ende ya existían madres que
perdieron a sus hijos. De allí no solo se deduce sino que es real, que hubo
madres que estaban buscando a sus desaparecidos. Eran poquitas, es cierto, pero
fueron las que marcaron el primer antecedente.
Decimos “nacieron las Madres” como si antes de ese lamentable suceso que les
tocó vivir, no hubieran sido madres. Es que es cierto y ellas mismas lo dicen,
las Madres nacieron, sus hijos desaparecidos las parieron y las hicieron
diferentes a cómo eran.
Ese es el caso de Taty Almeida, ella es parte de Madres de Plaza de Mayo Línea
Fundadora, una de las Madres de las que hablábamos, de esas que perdieron a los
suyos antes de la dictadura en medio de un gobierno peronista que se decía
democrático.
Taty Almeida estuvo en nuestra ciudad para el inicio del tercer juicio a los
represores y en los estudios de Radio Nacional Bahía Blanca, contó parte de su
historia a la audiencia.

Ya vengo
Taty dijo que tiene tres hijos: Jorge, Alejandro y Fabiana y fue el del
medio el que desapareció: “Alejandro tenía 20 años, era un militante, cosa que
yo no sabía, después de muchos años me entero que militaba en el ERP. Él estaba
cursando primer año de Medicina, trabajaba en el Instituto Geográfico Militar,
ahora Instituto Geográfico Nacional y un 17 de junio de 1975, llega a casa,
vivía conmigo y con Fabiana y me dice “mirá mamá yo mañana no voy a trabajar
porque tengo un parcial, esperate, ya vengo”. No volvió.
Taty señaló que durante los años 1974 y 1975 hubo alrededor de 1500 víctimas
entre detenidos, desaparecidos y asesinados al tiempo que funcionaron tres
centros clandestinos de detención: “Mi lucha viene desde hace muchos años,
primero individual por mucho tiempo totalmente individual porque cada madre
tenemos una historia de vida y si no hubiera sido, Dios mío, por la
desaparición de nuestros hijos, yo creo que no nos hubiéramos conocido porque
cada cual tenía su familia, sus amistades, su profesión, en fin pero nos tocó…”
Las “madres del 75”, tal cual ella denominó, eran tres mujeres que buscaban a
sus hijos desaparecidos y cuyas historias comenzaron a saberse, a nivel medios
de comunicación, ya llegada la democracia. En ese sentido, Taty mencionó al
periodista de radio Belgrano, Enrique Vázquez, a quien la propia Taty fue a ver
a la emisora y le dijo “soy madre de un desaparecido del año 75”.
Vázquez finalmente hizo un programa especial sobre los casos: “Ahí fue la
primera vez que públicamente por radio contamos nuestras historias. Me acuerdo
que incluso yo leí una de las poesías de las 24 que dejó Alejandro que yo
tampoco sabía que él escribía poesía. Fue una conmoción y a partir de allí
empezamos las del 75 a
hacerles saber incluso a los organismos de derechos humanos, estoy hablando del
año 84, 85, una cosa así, a hacer cuña para que se los tuviera en cuenta”.
Los poemas, Taty Almeida los encontró al otro día de la desaparición de su hijo
al abrir su agenda: “Su compromiso con el otro, su saber que lo iban a matar,
sobre Trelew, 17 años tenía cuando escribió la poesía sobre la masacre de
Trelew…”
Curiosamente y a pesar de haberlo tenido junto a ella durante 20 años, Taty
resaltó que ese fue el primer contacto “que yo tuve con mi Alejandro…lamento
tanto no haber sabido algo, por lo menos para haber hablado con él…”
También, Taty afirmó: “Alejandro me parió, Alejandro parió a Taty Almeida.
Desde el momento que me acerqué a Madres, ahí volví a ser Taty Almeida…”.

Madres, abuela y bisabuela
En la charla Taty Almeida también hizo referencia a sus otros dos hijos:
Jorge y Fabiana: “Yo nunca jamás les hice sentir a mis otros dos hijos que
Alejandro es el mejor porque es el que está desaparecido, porque no lo siento
así, los tres son exactamente iguales.
Por supuesto el agujero no me lo llena nadie pero al haber tenido eso que me
nació con mis otros hijos siempre estuvieron a mi lado, permanentemente.
Ellos también haciéndose pelota por la desaparición del hermano”.
Fabiana se casó y tuvo cuatro varones que siempre estuvieron primeros en la
escala de prioridades de Taty: “Yo por ejemplo tenía una marcha, llegaba tarde
a la marcha porque fulanito decía un versito en el colegio”.
El mayor de los hijos de Fabiana se llama Alejandro, como su tío desaparecido.
Fue él quien habló en la
Legislatura
hace dos años cuando se distinguió a su abuela:
“Fue tan hermoso lo que dijo y entre otras cosas Taty, porque me dicen Taty,
siempre ha sido una abuela presente y ahora soy una bisabuela presente porque
Alejandro me dio a Juana que tiene dos años y medio y ya va a tener otro
hermanito”.
Por su parte, el otro hijo de Taty, Jorge, se casó con una catalana con quien
vive en España y tuvo mellizos catalanes que ahora tienen 26 años. Uno de
ellos, Aitor estudió Cine en una universidad de Alicante donde un día una
profesora dio una charla sobre las tiranías. Aitor le contó a la docente que su
abuela era Madre de Plaza de Mayo y se desplomó la profesora y Taty finalmente
dio una charla en esa universidad: “Fue la primera vez que mis nietos, mi hijo,
mi nuera y unos amigos fuimos a la universidad y me escucharon hablar. Fue muy
fuerte”.

Gorilita
Lo que menos uno se imagina es que alguien que viene del ámbito de los
derechos humanos pueda tener un pensamiento de derecha. Taty no lo tiene pero
lo tuvo y ahí es cuando quizás se hace más evidente eso de “nacieron las
madres” o fueron “paridas por sus hijos”. El propio Alejandro cuando la
abrazaba le decía “mi gorilita”: “Realmente yo que era una gorila, todos
milicos en la familia menos mi ex marido que era el único civil, los hermanos
también militares…una melange tremenda, mi familia radical, así que yo era una
gorila con unos pelos que ni les cuento…”.
Lidia Stella Mercedes Miy Uranga de Almeida es hoy Taty. No tuvo reparos en
afirmar que vivió 45 años en una burbuja sin entender nada de política salvo
que se declaraba anti peronista: “Pero vos fíjate, a pesar de ese gorilismo en
mi casa, jamás hemos escuchado “viva el cáncer”, jamás, jamás se discriminó a
los judíos, para nada, o sea un hogar muy especial”.
Por todas esas razones, dijo, es que le costó mucho acercarse a Madres: “Yo
decía con el curriculum van a pensar que soy una espía”.
Por provenir de una familia con mayoría militar, Taty conocía socialmente a
personajes como Harguindeguy, Camps, Agosti y Galtieri: “Yo los conocía a todos
socialmente, entonces cómo iba a pensar en el año 75 y en los años que
siguieron hasta que me di cuenta que estas personas podían ser ya los genocidas
que estaban ya haciendo los contubernios con el gobierno de Isabel Perón”.
En el 75, Harguindeguy era jefe de policía y a él fue a ver Taty para saber
sobre Alejandro: “Fui con uno de mis cuñados. Harguindeguy fue oficial de mi
padre y mi cuñado oficial de Harguindeguy y qué me dice el tipo “señora, no
podemos hacer nada, son los peronistas”.
Alguien le preguntó alguna vez a Taty que sintió el 24 de marzo de 1976 y ella
le respondió: “Yo te voy a contestar con la mente de la Taty de antes, yo me acuerdo
que dije “al fin se van estos negros de mierda, y vienen mis conocidos, y yo lo
voy a recuperar a Alejandro”. Eso era lo que yo pensaba y sentía…”.

Madre con Madres
A pesar de su pasado o de como pensaba en su pasado, un día su hijo
Alejandro la parió, como dice ella, y fue eso y su lucha seguramente la que la
hicieron cambiar, la que cambiaron su cabeza, su manera de pensar y sentir lo
cual se ve comprobado hoy cuando habla de todos sus hijos refiriéndose a los
desaparecidos.
Y hubo otro día en que finalmente se decidió y pidió ayuda a las Madres de
Plaza de Mayo: “Me acuerdo que primero me decidí, fue un jueves, a ver qué
pasaba con esas señoras que yo sabía que iban a Plaza de Mayo. Me acuerdo que
fui con el que en ese momento era el marido de Fabiana. Fuimos los dos, y
cuarto, y veinte, y veinticinco; a las y media no sé de dónde salieron. Era
impresionante la ronda, veo incluso un sacerdote y digo ¡guau!. Era Jaime De
Nevares, en ese momento estaba acompañando a la ronda”.
Al poquito tiempo, Taty y su hija se acercaron a una casa donde se reunían las
madres: “Me voy con Fabiana, mi hija, a la casa de las Madres, que en ese
momento estábamos en la calle Libertad. Entramos con Fabiana y vemos una pared
llena de fotos…”.
“Me atendió, para mí, la madre con mayúsculas que es y será, María Adela Gard
de Antokoletz que ella buscaba a su hijo desaparecido, Daniel Antokoletz,
abogado, defensor de presos políticos. Y me acuerdo que María Adela tenía 60
años cuando empezó a buscarlo, era una señora grande digamos en ese momento,
con un porte…, canosa, divina. Y me preguntó lo único que se preguntaba a una
madre cuando se acercaba por primera vez: ¿Quién te falta a vos? No importaba
política, religión, nada”.
La última reflexión de Taty luego de contar su historia fue referida a de dónde
sacan la fuerza estas mujeres: “Primero de nuestros hijos, de todos los hijos,
los que están y los que no están y los que siguen estando. Y después uno da
mucho pero recibe entonces es un auto alimentarse realmente, de ahí sale la
fuerza…”.


Poema escrito por Alejandro Almeida, el 13 de enero
de 1975, seis meses antes de su desaparición

“Si la muerte me sorprende lejos de tu
vientre,
porque para vos los tres seguimos en él,
si me sorprende lejos de tus caricias
que tanto me hacen falta,
si la muerte me abrazara fuere como recompensa
por haber querido la libertad,
y tus abrazos
entonces sólo envuelven recuerdos, llantos y consejos
que no quise seguir,
quisiera decirte mamá que parte de lo que fui
lo vas a encontraren mis compañeros.
La cita de control, la última, se la llevaron ellos,
los caídos,
nuestros caídos,
mi control, nuestro control
está en el cielo,
y nos está esperando.
Si la muerte me sorprende
de esta forma tan amarga pero honesta,
si no me da tiempo a un último grito desesperado y sincero,
dejaré el aliento el último aliento,
para decir te quiero”

Esta nota tiene como fuente la entrevista realizada en el programa Tarde
Pública, que se emite de Lunes a Viernes de 15 a 17hs por Radio Nacional Bahía
Blanca AM 560.


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2014-08-25 08:20:00
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