©Todos los derechos compartidos

Jugar sin hacerse pelota
Un profesional de Bahía Blanca nos explica la importancia de la psicología aplicada al deporte ya sea dentro de un cuerpo técnico de trabajo, desde la institución o desde la parte clínica con el deportista. Un párrafo aparte merecen los padres tribuneros.
Categoría: Locales

Un profesional de Bahía Blanca nos explica la
importancia de la psicología aplicada al deporte ya sea dentro de un cuerpo
técnico de trabajo, desde la institución o desde la parte clínica con el
deportista. Un párrafo aparte merecen los padres tribuneros.

En la
actualidad hay muchos libros y publicaciones referidas a la psicología aplicada
al ámbito deportivo, un campo que todavía no está instalado del todo como
realmente se necesita y de la manera en que debería estarlo.
Más allá de lo novedoso de la temática y de que también, a pesar de las
resistencias mencionadas, de alguna manera está más en boga, encontramos a
alguien, que seguramente como otros, comenzó a pensar la psicología en
conjunción con el deporte hace unas décadas atrás.
Enrique Borgarelli (Mat. Prov. 058) se recibió de licenciado en Psicología en
1975 y se considera un fanático del deporte. Por esa razón y también por su
inclinación por la carrera elegida, desde sus tiempos de estudio empezó a pensar
que sus actividades profesionales las iba a dedicar al campo del deporte. Trece
años después de su egreso de la universidad, Borgarelli fue invitado a
participar de la filial Bahía Blanca de la Escuela de Directores técnicos de Fútbol
Argentino como docente de la materia Psicología del Deporte. Allí arrancó
profesionalmente su relación con la otra relación, la de la ciencia con la
disciplina deportiva.
EcoDias entrevistó a Borgarelli quien recordó por qué buscó la posibilidad de
dedicarse profesionalmente a la psicología aplicada al deporte: “Entendiendo
que si la psicología se dedica a estudiar, entre otras cosas, las conductas de
los seres humanos y las causas que promueven esas conductas y por otro lado
observando la cantidad de conductas que hay dentro de una actividad deportiva,
entonces pensé que bien podía ser un campo propicio para trabajar”.
A la hora de empezar a trabajar con los futuros técnicos de fútbol Borgarelli
no hallaba material bibliográfico del tema hasta que se encontró con un libro que
a la vez le hizo ampliar su visión científica: “Yo estoy formado en el
psicoanálisis tanto en la universidad como luego en todo lo que hice a
posteriori. Pero la mirada de la psicología deportiva específicamente aplicada
al deporte tiene otra mirada teórica digamos y a la vez técnica que se apoya
mucho en algo que está hoy muy de moda que es la psicología cognitiva.
Uno parte de que se supone que los deportistas son personas mínimanente sanas
para poder desarrollar su actividad en forma adecuada y propicia, se supone que
tienen su cabeza y su cuerpo funcionando adecuadamente si no le va a ser muy
difícil poder hacerlo. Entonces la psicología cognitiva apunta a la mejora del
deportista, en lo que atiene a funciones específicas como la tensión y la
concentración”.
Borgarelli calificó como sumamente importante el hecho de que el psicólogo
deportivo tiene que ser un ayudante más, un integrante más del cuerpo técnico
comandado por el director técnico ya sea del equipo o de un deportista
determinado: “Esto tiene que estar muy claro especialmente para los técnicos,
que no sientan que el psicólogo deportivo les va a robar, entre comillas, un
espacio si no que al contrario, va colaborar con él como lo hace el médico y el
kinesiólogo con la particularidad que el psicólogo va a prestar atención mucho
en las conductas que desarrolla el deportista tanto en entrenamiento como en
competencia para desde allí poder detectar si hay algo que mejorar”.

Las tres maneras
Al momento de saber cómo debe o puede trabajar un profesional psicólogo
dentro de la actividad deportiva, Borgarelli señaló tres maneras.
Una de ellas ya fue mencionada y es la del psicólogo como ayudante e integrante
del cuerpo técnico en campo: “Básicamente en los entrenamientos, en la
competencia tiene que estar callado, ahí no tiene que participar, no tiene que
actuar, sí en el entrenamiento. El técnico es uno solo. El psicólogo tiene que
trabajar profesionalmente desde lo suyo, básicamente en el entrenamiento y
luego ir a la cancha y observar ya que le va a servir para el nuevo
entrenamiento”.
El segundo modo es la intervención del psicólogo desde dentro de una
institución deportiva: “Eso es algo muy importante porque puede ayudar a la Comisión Directiva
y a las sub comisiones a generar puentes de comunicación que uno hoy lo puede
ver claramente que no se da tan así. Muchos clubes funcionan como islas, a
veces con presidentes que son unipersonalistas, a lo mejor con la mejor
intención, sin degradar a nadie pero que no genera una comunicación interactiva
con los integrantes de su comisión y de otras subcomisiones y eso termina a
veces complicando y colapsando un club.
Lo ideal es que el psicólogo ayude al presidente y comisión directiva a generar
vías de encuentro con las demás sub comisiones para que el club funcione”.
Por último, el aporte del psicólogo en el deporte puede darse ya
paradójicamente fuera del ámbito deportivo, en la parte clínica: “Es decir, se
detecta un jugador que por ahí tiene problemas personales que son los que lo
llevan a tener actuaciones no satisfactorias entonces desde ahí el psicólogo
aplicado al deporte puede detectarlo y plantearle al jugador lo importante que
va a ser que sea tratado por un psicólogo clínico fuera del club”.
Sobre este último punto, Borgarelli remarcó: “En el club no se hace clínica, no
hay diván, el vestuario no es un consultorio, el vestuario es un espacio donde
se cambian, se charla, se comenta lo estrictamente deportivo pero lo que atiene
a lo psicológico tiene que estar fuera de allí”.
“La psicología todavía sigue siendo una ciencia nueva, con mucha resistencia de
parte de mucha gente, ligando la idea de psicología a manicomio, locura,
chaleco de fuerza, etc.

El grupo y sus individuos
Aclaró Borgarelli que el psicólogo “puede contribuir a mejorar esas
problemáticas, a buscar vías de solución, a veces hasta ser un mediador pero
todavía estamos ahí, no te digo en pañales, ya estamos dando pasos”.
Se sabe de diferentes deportistas que han sido asistidos por un profesional
para trabajar en la parte del deporte, psicólogos que han desarrollado su labor
en un equipo deportivo o el propio Borgarelli desde la parte clínica con
deportistas: “Hay un muy buen antecedente a nivel nacional que es el caso de
Marcelo Roffe que es un psicólogo aplicado al deporte. Él estuvo trabajando con
Pekerman (José, director técnico de fútbol) en las menores y luego con la
selección mayor muchos años con buen suceso. Estuvo otra vez con Pekerman en la
selección de Colombia, es un muchacho que ha escrito muchos libros, un tipo con
muy buena formación, buenas intenciones también de extender las fronteras”.
Para Borgarelli hay otros deportes, más allá de los más populares, que bien
merecen la mirada de la psicología y la participación en tanto y en cuanto los
dirigentes puedan ir entendiéndolo.
“Cuando uno habla también de deportes grupales, el grupo es el grupo, funciona
como grupo pero está constituido por individuos que siguen siendo cada uno una
persona y ahí está justamente lo que siempre trataba de demostrar a los
técnicos de fútbol, de que le hablen al grupo cuando tienen que hablarle, que
dirijan al grupo cuando tienen que dirigirlo pero que distingan claramente a
cada uno de los jugadores”.
Un ejemplo de ello y aportado por Borgarelli podemos encontrarlo en dos
personalidades bien distintas y que pertenecen a un mismo equipo. Es el caso de
los futbolistas Javier Mascherano y Lionel Messi a quienes, señaló Borgarelli,
no se les puede hablar de la misma manera. Mascherano tiene características del
tipo activo al tiempo que con Messi hay que estar atento a cómo se encuentra y
demás cuestiones que hacen a su ánimo: “Es la categoría de los jugadores
sensibles. Y hay otros que son nerviosos que hay muchos de esos casos, que son
los muchachos que donde erraron la primera pelota, se caen y no se levantan más”.
Justamente eso es lo que un psicólogo puede ver en un partido y que sirve para
después trabajar en el entrenamiento.
“Hay técnicos que tienen una mirada muy aguzada, saben lo que están haciendo y
ellos mismos son los que derivan”.
Una inquietud que surgió en la entrevista vino a cuenta de que a veces puede
confundirse la figura del psicólogo con la de un motivador: “Yo digo siempre
que nadie es motivador de nadie en todo caso el que se motiva es uno. El de
afuera puede ser un estimulador.
Uno escucha jugadores que dicen “cuando charlo con el masajista la verdad que
salgo muy bien porque el tipo me escucha…” Estimulador puede ser cualquiera, en
lo que atañe a la motivación propiamente dicha es todo un tema que merece un
capítulo aparte porque es lo que hay que enseñarle al deportista sobre en qué
fuentes apoyarse para motivarse y qué elementos utilizar para lograr esa
motivación. Es todo a nivel pensamiento que es el que debe tener una mirada muy
clara sobe las emociones que tiene el deportista en la búsqueda de la palabra
adecuada y la promoción de la acción propicia”.

Los padres tribuneros
El último tema que se charló con Borgarelli es largo, importante,
problemático y cuando se lo observa de manera directa es desagradable. Refiere
al comportamiento de algunos padres y de algunas madres cuando van a ver a sus
hijos practicar el deporte en competencia: “Yo digo que sí sirve (la
psicología)…considero al deporte como un codo, como el codo articulador entre
la salud y la educación, con el deporte se enseña, con el deporte se cura, se
enseña a vivir bien. Desde la parte de la salud el deportista tiene que
aprender a comer bien, adecuadamente, llevar una vida sana, dormir las horas
apropiadas, cuidar su cuerpo de la mejor manera posible.
Desde la parte educativa, el jugador tiene que aprender a respetar a su
técnico, a sus compañeros, al rival, al árbitro y en esto yo digo que los
padres también, a los padres también habría que educarlos. Yo no soy partícipe
de sacar al padre de la cancha como ha hecho o hacía, no sé si lo sigue
haciendo, José Luis Clerc, el conocido tenista que a los padres los recibía en
la puerta del club y les decía que a tal hora vayan a buscar al chico.
Yo les digo a los técnicos que a los padres les tienen que decir que al hijo no
se lo van a robar pero que ellos no les roben el jugador al técnico. Hay que
educarlos a los padres también”.
Para entender la situación también hay que ponerse en la piel del chico jugador
que en un momento puede sentirse agobiado por la presión de sus padres desde la
tribuna: “Que no perturben en la cancha, porque al chico lo dañan, está
comprobado de chicos que de pronto el técnico está diciendo una cosa de un
lado, el padre desde la tribuna dice otra y colapsan al chico. Más de una vez
el chico deja el deporte, tengo un caso muy reciente de un chico que por culpa,
por culpa lo subrayo, del papá dejó de jugar a la pelota. Es cierto, hay padres
que están queriendo salvarse con sus hijos, más con estas cosas tan indignas
que hay de tanta cosa mercenaria”.
Uno de los factores de esa cosa cuestión mercenaria se puede observar en cómo
los futbolistas se van a jugar a otros países cada vez en edades más tempranas:
“Que se prohíba en el mejor de los términos la expulsión de los jugadores a
Europa o donde sea hasta después de los 22, 23 años. No es solamente por el
beneficio económico del club sino porque es un tiempo que al chico lo ayudás a
terminar de madurar psicológicamente”.

facebook
Twitter
Follow
2014-08-31 00:00:00
Relacionados
ESTEMOS CONECTADOS
campañas
144 600x600px (1)
137 (1)
adhesiones
adhesion facundo 600x325px (1)
adhesion lopez 600x325px (1)
última Edición
Cooperativa Ecomedios
Nos apoyan
Nosotros
Ecodías es una publicación de distribución gratuita.
©Todos los derechos compartidos.
Registro de propiedad intelectual Nº5329002

Los artículos firmados no reflejan necesariamente la opinión de la editorial.
Agradecemos citar la fuente cuando reproduzcan este material y enviar una copia a la editorial.

> Directora
Valeria Villagra
> Secretario de redacción
Pablo Bussetti
> Diseño gráfico
Rodrigo Galán
> Redacción
Silvana Angelicchio, Ivana Barrios y Lucía Argemi
> Difusión en redes sociales
Santiago Bussetti y Camila Bussetti
> Colaboradores
Claudio Eberhardt


es un producto de:

Matrícula INAES 40.246. 

Desarrollado por Puro Web Design.

RSS
Follow by Email
Telegram
WhatsApp