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Hudson
Categoría: Opinión

Nació en una estancia argentina, se crió en el campo y mostró predilección por
la vida de las aves (ornitología).
Ya en Inglaterra escribió Allá lejos y hace tiempo, donde hace una descripción
de las aves y pájaros.
De niño lo leí y no estoy tan identificado con su lectura, y me volví un
apasionado observador de la vida que existía en el campo; presté atención a los
insectos, gusanos que había en un metro de tierra, todo un mundo.
Los pájaros me fascinaban, viéndolos en la pampa seca donde vivíamos, alegraban
la vista y la vida.
A pocos kilómetros teníamos montes de chañar, algún alpataco, caldenes.
Me alejé pronto de la honda y de las piedras, que se elegían para matarlos.
El más cercano del hombre (por seguridad contra los depredadores) fue el
gorrión, construía sus nidos en los eucaliptos que bordeaban las viviendas.
Hoy casi no veo, en mi último viaje al pueblo donde nací, vi los campos
(otoño), sin animales (vacunos), en el salitral de la vidriera (Argerich) vi
agua, pero ni un flamenco, ni pájaros.
Me decían que en la ruta (bajando la banquina) se veían perdices.
Yo vi centenares de martinetas en campos cercanos a las Salinas de Nicolás
Levalle.
Miles de pechos colorados que se posaban en el alambrado, miles de tordos que
en su viaje no se a dónde, bajaban, reponían fuerza en los eucaliptos de “las
casas” y seguían vuelo.
Eran épocas en que venían millones de hormigas voladoras.
Las perdices y martinetas acudían a comer junto con las gallinas, pollos,
pavos, patos, gansos, los llamábamos a comer golpeando una lata (los reflejos
condicionados de Pavlov), ese hábito desapareció.
Churrinches, cardenales, horneritos, chingolitos, urracas, calandrias,
cabecitas negras, viuditas, tijeretas, teros, zorzales y la cachirla tan
mansitas como las torcacitas y palomas.
Liebres y piches (más chico que el peludo).
Un poco mas lejos, las lechuzas, chimangos, peludos, zorrinos, alguna comadreja
y cientos de gavilanes y otro depredador, halconcitos y avestruces que andaban
por los campos con sus charitos.
Vi en tierras de Río Negro miles de guanacos, y tuve que detener mi vehiculo
para dejar pasar centenares de tortugas que cruzaban el camino.
En el campo a nadie se le ocurría matarlos.
Con Darwin y Hudson aprendí a amar a la naturaleza y su mundo, eso fue allá
lejos y hace tiempo.

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2015-09-29 00:00:00
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