Cantar, canta cualquiera. Es decir que, bien aprovechada, la actividad coral permite una gran apertura.
Para formar parte de la gran mayoría de los coros no hace falta tener conocimientos de música, lo cual convierte a esta actividad en una expresión artística altamente popular en su conformación, pues aglutina personas que sólo necesitan un mínimo de habilidad vocal. Uno disfruta de cantar o escuchar tanto una balada, como un negro spiritual, un motete barroco o una canción de cuna, y a la vez aprende de cada pieza.
El elitismo cultural que separa “alta cultura” de “baja cultura” desaparece en pos de la diversidad, aunque sin desatender las particularidades de interpretación para cada tipo de obra. Además, quienes cantamos en coros desde hace años, sabemos que muchas obras ejecutadas por los coros son muy difíciles de escuchar si no es en conciertos corales (canciones populares húngaras, ciertos arreglos de tangos, piezas centroamericanas de Pascua, alguna rogativa aimará, etc., por mencionar sólo algunos tipos de obras que nos resultan bastante ajenas).

Memoria y dedicación
En Bahía Blanca tenemos más de una treintena de coros vocacionales o amateur. Se solventan con el apoyo de diversas instituciones, con su presentación en algunos eventos sociales, y muchas veces con el aporte de los mismos coreutas. Contamos con coros escolares, coros de niños, de jóvenes, de adultos, de iglesias, y de colectividades, cada uno con sus objetivos particulares.
María Virginia Merlini de Komañski, directora del “Coro Abbruzzo” del Centro Abbruzzese y Molisano de Bahía Blanca, señaló que dicho coro fue formado con el fin de “difundir y mantener viva la cultura italiana en general y de la regiones Abbruzzo y Molise en particular. Desde 1992, año en que comencé con la dirección, me propuse incluir un repertorio de canciones populares de las diversas regiones italianas, canzonettas, obras más modernas de cantautores italianos, coros operísticos, repertorio religioso o litúrgico para diversas celebraciones, etc. Nuestro público se emociona con esas canciones que les recuerda el terruño lejano”. En tanto coro de una colectividad, su actividad se liga a la memoria de uno de los principales grupos inmigratorios de nuestro país.
Elma Reimers, directora del Coro de la Iglesia Adventista, dice que “los coros de iglesia tienen como única finalidad cantar para Dios. Se considera que el canto religioso es una doble oración. Se participa en los cultos de nuestra congregación y a veces en otras donde nos inviten. La Iglesia Adventista tiene una larga trayectoria en lo que es música coral y somos muy tradicionales en nuestra música”. La cuestión a conservar en este caso es la vocación del canto coral como una de las tantas prácticas de culto de una creencia religiosa.

Participación social
Por su parte, el coro de la Universidad Nacional del Sur, formado hacia fines de 1950 a instancias del entonces Instituto Tecnológico del Sur, pretende incluir personas tanto de la comunidad universitaria como de la comunidad en general, presentando un amplio repertorio popular y religioso del Renacimiento en adelante.
Si de la sociabilidad coral se trata, su director Carmelo Fioriti expresa que “el canto coral es una verdadera escuela de democracia y de aprendizaje de conductas y respuestas humanas”. Según la directora del Coro Abbruzzo, “el coro es como una gran familia donde cada uno va en busca de algo diferente, y todos nos enriquecemos”. La visión de Walter Giménez, director del Coral del Viento, del Instituto Superior Juan XXIII, es que “las personas de distintas profesiones, clases sociales, edades e ideas conviven tras un objetivo común que en principio es hacer música. Se crea una sensación de ‘cooperativismo’ y sentimientos compartidos que sólo se sienten desde adentro”. Efectivamente: si bien los coros tienen una disciplina corporal y gestual bastante fuerte dadas sus necesidades de sonoridad e interpretación -lo cual les da una cierta apariencia de “rigidez”- sus códigos internos les permiten compartir una riqueza expresiva muy grande.

Un abc que recién comienza
Hace cinco años surgió en la ciudad la iniciativa de formar un organismo que organizara la actividad coral de Bahía y alrededores: la Asociación Bahiense de Coros (ABC) ya ha realizado una serie de conciertos, primero en el Salón Blanco de la Municipalidad, y desde hace tres años en el Aula Magna del edificio de la Universidad Nacional del Sur, ubicado en Av. Colón 80. Carmelo Fioriti refiere que “se han organizado cursos de perfeccionamiento coral; se hizo tradición la Cantata Callejera Navideña y la Navidad Coral de la ABC. Los Encuentros Regionales de Coro han servido para acercar a nuestra ciudad a varios conjuntos de la región, tratando de retribuirles las atenciones que suelen tener con los coros de Bahía”.
Merlini de Komañski cuenta que cada coro que tiene un concierto avisa a la ABC para que no se superpongan las fechas y se realice una adecuada difusión de las presentaciones, y que, cuando una entidad quiere formar un coro, la ABC se encarga de seleccionar un jurado para elegir en un concurso al director.
Afortunadamente, el trabajo de la ABC está teniendo buenos resultados y tiene varias actividades en vista. Las esperamos, tanto coreutas como no coreutas.