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El amor no duele
Con el objetivo de prevenir la violencia se lleva adelante la campaña municipal “El Amor no duele”. Talleres donde un conjunto de profesionales interdisciplinarios abordan la problemática de la violencia en el noviazgo.
Categoría: Derechos Humanos

Con
el objetivo de prevenir la violencia se lleva adelante la campaña municipal “El
Amor no duele”. Talleres donde un conjunto de profesionales interdisciplinarios
abordan la problemática de la violencia en el noviazgo.

Un grupo de chicos de una escuela pública de Villa Harding Green, armaron un
video con la problemática de la violencia de género y lo titularon “El Amor no
duele”, de ahí el origen del nombre de la campaña que lleva adelante
actualmente en espacios públicos de la ciudad. Esto lo comenta Lucia Martínez
Zara, Subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad de
Bahía Blanca, que impulsa y lleva adelante este proyecto en forma conjunta con
las escuelas y la Comisaría de la Mujer. Proyecto que se desarrolló con una
modalidad de taller durante el 2013 en los cuartos años de todas las escuelas
públicas de la ciudad, lo que suman más de 2.700 chicos que accedieron a este
espacio.
Ahora se está llevando a cabo en todas las colonias de vacaciones de este verano
2014: se reparten volantes, se charla con los jóvenes.

Derribar mitos
La funcionaria municipal cuenta que “en el taller se trabaja mucho con
desnaturalizar y deslegitimar ciertas conductas, ciertos hábitos, pautas que
están basada en el control, en el sometimiento, estereotipos que responden a patrones
socio culturales, que sostienen y legitiman la violencia de género”.
La idea es generar un espacio de reflexión e intercambio de ideas, al tiempo
que se trabaja con desarmar los mitos. Estos armados en relación a los roles de
los varones y de las mujeres, cuestionarnos estas cosas que hacen básicamente a
la raíz de la violencia de género, que tienen que ver con las relaciones de
poder entre hombres y mujeres desiguales. Esa es la raíz de la violencia de
género, o sea la raíz es cultural”, enfatiza Martínez Zara
Para poder “modificar lo cultural hay que poder dar esa batalla, deconstruir ciertas
pautas culturales para poder construir en base a la igualdad y el respeto a los
derechos”.
“Lo primero que se hace con los chicos es hablar de situaciones prácticas que
se presentan a cotidiano donde nos muestran claramente violencia de género, que
no siempre es un golpe, muchas veces es verbal, es sutil, muchas veces el lugar
donde se coloca a la mujer. La violencia se reproduce hacia el interior de la
familia, en las instituciones y en los distintos ámbitos por eso también es
importante el rol de los medios de comunicación a la hora de comunicar porque
también tienen la oportunidad de promover la igualdad, muchas veces el lugar en
que colocan a la mujer eso transmite un mensaje a los jóvenes, ese mensaje
genera un montón de consecuencias, ni hablar de los programas televisivos que
cosifican y colocan como objeto a la mujer, esto se va reproduciendo y
construye cultura”, dice Lucia Martínez Zara y pone en evidencia que si como
sociedad se quiere en serio frenar la violencia de género todos los sectores
que la componen deben modificar conductas. 

Reconocer la violencia 
“Hay cierta conductas que se justifican bajo el rotulo del amor y nos están
dando la pauta que tiene que ver con otra cuestión. La violencia siempre
empieza en forma verbal y psicológica, después se va al golpe y se va
agravando”, cita Martínez Zara. 
Trabajar la problemática a través de “cuestiones concretas que se presentan en
el noviazgo que se confunden con amor y no son amor como por ejemplo: me llama
a cada rato. Y la justificación es “lo que pasa es que me extraña”. En esta
situación lo que se ve es el control que se ejerce”.
Otro ejemplo posible de mencionar es el clásico: “quiere que me quede en casa y
no vea a mis amigas”, lo que empieza a aislar a la persona y la justificación más
común que se escucha es “lo hace porque quiere estar conmigo únicamente, por
amor”.
Otro ejemplo son los cuestionamientos a la forma de vestir de las mujeres, “vas
a salir así vestida”, “que esa remerita, que esa pollera”.
Otra forma de violencia se puede reconocer en la incomunicación ante el diálogo,
el no querer hablar ante el conflicto, “me enojé y no te hablo estoy dos días,
tres días y no te hablo: esa incomunicación es violencia”.
“Porque no es un modo ni saludable, ni respetuoso de resolver el conflicto. La
violencia es también el modo en cómo se resuelve el conflicto, por eso lo que
nosotros promovemos es resolver el conflicto en base a la escucha, al respeto,
en poder entender a cada uno desde su lugar, desde su historia, entender en una
pareja que tiene que haber un equilibro entre lo individual y lo compartido.
Tiene que haber espacio para lo individual”, ya que muchas veces bajo el rotulo
“el amor tiene que ser todo compartido” la persona pierde su espacio.
Se trata que los talleres sean lo más pedagógicos y didácticos posibles, así se
logra que quienes participan se animen a preguntar o bien a compartir
situaciones propias o de amistades, familiares.
Además de hablar, lo que se intenta es que los chicos y chicas se acerquen a los
profesionales, a la información, a los lugares de denuncia de la violencia.
Cuando se hacen estos tipos campañas aumentan las denuncias y las consultas.
Ese es también es un objetivo: animar a la gente a que el dolor individual -que
es puertas adentro- pase a ser un dolor compartido y que la persona se pueda animar
y encontrar apoyo.
El hecho que vayan los profesionales a las colonias de verano o a las escuelas
genera otro tipo de vínculo; desmitifica y rompe miedos. Poder hablar y contar
lo que me pasó porque no es fácil contar una situación de violencia que se está
viviendo. Es útil poder mostrar a los chicos y chicas que esto le pasa a mucha
gente de distintas clases sociales. Es sumamente necesario que cada joven sepa
que no es el único que está viviendo una situación así, y saber que se puede
salir de la violencia.
 
Hacer camino
Desde el área de la Subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia se
realizó una articulación con la Inspección General de Escuelas, y con la Comisaría
de la Mujer.
Se presentó el programa, fue aprobado y así es que se ingresó a las aulas.
Se llevó este tema a 97 cuartos años de todas las escuelas públicas de la
ciudad. Con más de 2.700 chicos y chicas, en la materia Salud y Adolescencia.
El primer contacto con los jóvenes lo tiene el Área de Niñez compuesto por un
equipo interdisciplinario de trabajadores sociales, psicólogos y abogados que
trabajan las cuestiones de prevención de violencia en el noviazgo y las
relaciones saludables. Un video sirve como disparador y se invita a la
reflexión, luego viene el turno de la gente de la Comisaría de la Mujer,
quienes hablan de cuestiones específicas a la denuncia, cuestiones más legales.
Una vez terminado el ciclo lectivo, se realizó un balance con todas las partes involucradas:
dirección de las escuelas, la Comisaría de la Mujer, el Área de Niñez del municipio;
para reforzar, modificar o rever lo necesario para potenciar el proyecto.
Porque la idea es realizarlo nuevamente este año. Lo que se está evaluando es
la posibilidad de llegar a edades más tempranas.

Sembrar a futuro
A Martínez Zara le “parece importante remarcar que desde el municipio
ponemos nuestro granito de arena, pero desde las distintas organizaciones que
integran la red de violencia, también trabajan la problemática y tienen
programas, lo que se ha logrado es integrar a todas las organizaciones que
trabajan el tema”.
Le preguntamos a Lucia Martínez si considera que ahora hay más casos de
violencia: “los casos antes existían, pero antes no se hablaba del tema, no se
sensibilizaba en relación a la problemática, entonces costaba mucho más dar el
paso, hacer la denuncia, romper el círculo de la violencia. Cuando los chicos
ven que tienen los profesionales, tienen los números, el llamado es mucho más
rápido”.
“Para nosotros que hoy en las aulas, en los barrios con equipos móviles de
violencia y ahora en las colonias de vacaciones, se esté trabajando en materia de
prevención es fundamental”, porque tiene que ver con “modificar cuestiones
culturales y sembrar generaciones que se puedan ubicar de otra manera en las
cuestiones de género. Cuestiones mínimas diarias, hogareñas, a los roles, a las
divisiones en la función en el hogar”. El taller “promueve modelos familiares en
base a la igualdad”, señala y reafirma que estas acciones en pos de la igualdad
“también es sembrar a futuro, hay un chip, la información, queda”.

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2014-01-27 08:16:00
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