Por
qué y cómo un colegio privado porteño se transformó en cooperativa y en documental.

Aparentemente, el colegio privado Guido Spano había finalizado el ciclo lectivo
2013 con normalidad, entre buenos augurios y el pago puntual de la matrícula
del año siguiente.
Pero el 31 de diciembre los vecinos avisaron a padres y autoridades, que varios
camiones estaban llevándose muebles y documentación del edificio.
Salió a la luz una orden de desalojo por problemas legales entre quienes
manejaban el colegio y vaguedades sobre la imposibilidad de renovar el contrato
de alquiler y la institución fundada hace más de noventa años cerraría dejando
a la deriva a personal docente y no docente y alumnos de nivel inicial,
primario y secundario.
Las protestas y denuncias de vaciamiento y oscuros tratos inmobiliarios fueron
reflejadas en noticieros de todo el país, pero la acción inmediata debía
dirigirse a la recuperación de ese espacio educativo.
Padres y docentes se abocaron a la transformación del Guido Spano en cooperativa
y después de recibir asesoramiento del Instituto Nacional de
Asociativismo y Economía Social (INAES) lograron constituirse como tal en pocos
días.
La nueva conducción firmó un contrato de alquiler con los dueños del edificio y
a principios de marzo el colegio comenzó las clases de forma muy distinta, sustentada
en los valores y principios del cooperativismo.
El objetivo se había conseguido, aunque no tardó en surgir la necesidad de difundir
lo sucedido como alerta y mensaje de esperanza en un documental cuyo título lo
deja todo clarísimo: Desde el
pozo. Cuando cerró el colegio, empezó el aprendizaje. Un proyecto inmobiliario
y una escuela dispuesta a no dejarse demoler.
Ya fue completado el rodaje y fieles a la nueva realidad fue coproducido por grupo de realizadores vinculados a las cooperativas Trama Audiovisual,
Diarios y Periódicos Regionales Argentinos, Diarios y periódicos de Santa Fe y
la Confederación de Cooperativas de la República Argentina.
Sin
embargo, falta el último impulso para cualquier film: la post-producción y la difusión.
Por ese motivo proyecto estará en Panal
de Ideas, el sitio de financiación colectiva -o crowfunding- donde cualquiera
que se interese en el tema, desee colaborar o quiera sentirse productor y ver
su nombre en los títulos de crédito puede hacerlo.
Y una vez estrenado, acompañará a Grissinopoli
(Darío Doria; 2004), Corazón de fábrica
(Ernesto
Ardito, Virna Molina;
2008) y otros títulos que exaltan la defensa de fuentes
de trabajo.